Nunca me había fijado en el letrero a pesar de las innumerables veces que he pasado por esa calle. Así de primeras, me dejó indiferente su nombre pero teniendo en cuenta que está situada en el entorno de la Colonia de la Prensa, no podía referirse a otra cosa que no fuera a un periódico, concretamente al conocido como el de la Restauración española: La Época.
Situada en el distrito de Carabanchel Alto, esta colonia alojaba al gremio de periodistas, que por entonces estaba en auge. Con el paso del tiempo, hace más de un siglo, ha desaparecido el fin para el que fueron construidas, pero queda la entrada de arco con el nombre original en cerámica, como testigo de lo que en su día fue.
Para hacer un poco de historia hay que remontarse a 1 de abril de 1849,* fecha en que comenzó a publicarse el diario La Época. Reinaba Isabel II y el líder del Partido Moderado, el general Narváez, presidía el Gobierno. Era la llamada Década Moderada, que abarcó desde 1844 a 1854. Fueron diez años en los que los liberales conservadores gobernaban con el apoyo de la reina.
El fundador de La Época fue Diego Coello y Quesada. Se editaba en Madrid, en un local de tipografía llamado Aguirre y Cia. Y allí se siguió imprimiendo hasta el año 1870, aproximadamente. Su ideología era conservadora, destinado a la clase alta, un poco selecto y la mayoría se hacía por suscripción. Se vendía en los casinos, en lugares más sofisticados. Su modo de informar y sobre todo de escribir tenía influencia en los sectores dirigentes. Era algo así como un diario de buen tono, que diría César González Ruano. Su periodicidad era diaria y sólo llevaba 4 páginas los primeros años que más adelante se ampliaron hasta 6. La maquetación iba a tres columnas unas veces, otras, la mayoría, a 5, todo plomo y con cierto desorden. Noticias del Congreso y Senado se mezclaban con el folletín o novela por entregas y ecos de sociedad.
El diario dejó de publicarse el 4 de mayo de 1852 y el 21 de junio del mismo año reaparece de nuevo con el nombre de La Época actual.* Unos días más tarde, el 1 de julio vuelve a publicarse con una mancheta nueva: La Época, periódico liberal de la tarde.*
Se inauguraba el bienio progresista con el pronunciamiento militar de O´Donnel llamado Vicalvarada, que finalizó con el encargo de Isabel II a Espartero la presidencia del nuevo Gobierno y O´Donnell, como ministro de la Guerra
El portavoz más importante de la Unión Liberal era La Época, que durante el bienio adoptó una postura centrista moderada. No faltaba original para publicar. Había mucho que opinar sobre la huelga general de Barcelona, en julio de 1855, por ejemplo. El Proyecto de nueva Constitución de 1856, que no llegó a término y tuvo que restablecerse la anterior de 1845, modificada con un Acta Adicional en el que se prometía la «regeneración liberal» mediante la aprobación de nuevas leyes de imprenta y electoral.
Las noticias en un diario político eran constantes. El Pacto de Ostende, iniciativa de Prim para derribar la monarquía y el motín de San Gil en Madrid en 1866 con la misma intención, provocaron que Ignacio José Escobar, diputado en Cortes y en su doble condición de político y periodista conservador, se decantase a favor de Isabel II y se convirtiera así en director y propietario de La Época, que dirigió hasta su muerte en 1887
Tras la revolución del1868, la Gloriosa, o de septiembre, que supuso el destronamiento de Isabel II y su exilio, se precipitan los acontecimientos con el asesinato de Prim y la regencia de Amadeo de Saboya. Comienza el sexenio revolucionario y con él se produce un caudal informativo sin precedentes porque entra en vigor la libertad de prensa e imprenta, que se recogerá en la Constitución de 1869. Se suprimía el depósito previo y los derechos de timbre. Por eso, los periódicos de la más variada ideología se multiplicaban a la par que se producía un aumento de las cifras de tirada de los más importantes. La prensa informativa es la que más éxito tuvo entre los lectores y la que alcanzó mayores tiradas. También se desarrolló una prensa femenina, revistas y otras publicaciones. Se dice que solamente en Madrid, salieron más de 300 periódicos de nueva fundación.
La abdicación de Amadeo de Saboya y proclamación de la I República en 1873 ocupó gran parte de la información en La Época, ese día. La redacción cambiaba continuamente el momento de cerrar la edición, que además, estrenaba imprenta: la de J. Juanes y compañía, después más de 20 años en la de Aguirre y Cia.
La sesión parlamentaria del 2 de enero del 1874 empezó de forma anárquica y terminó igual cuando el general Pavia entró en el Congreso con la Guardia Civil y disolvieron las Cortes que terminó con la 1º República
Ignacio José Escobar propietario, director de La Época y diputado en Cortes de la Restauración, 1866-1881 conspiraría junto al líder del Partido Liberal-Conservador, Cánovas del Castillo, gran amigo suyo, en el golpe militar que el general Martínez Campos dio en Sagunto el 29 de diciembre de 1874 , en el que proclaman rey a Alfonso XII, hijo de Isabel II
El presidente Mateo Sagasta ordenó detener a los alfonsinos conspiradores, encabezados por Canovas y el director de La Época. Las redacciones de los diarios recibieron una comunicación que les ordenaba: ”Es de absoluta necesidad que, antes de circular los periódicos sean revisados por este Gobierno, para lo cual deberá de enviar dos ejemplares dirigidos con la anticipación necesaria para que sean examinados y censurados sin cuyo requisito no podrán publicarse”.
En esa misma tarde del día 29 diciembre, La Época lanzó un escueto suelto: “El gobierno ha recibido la noticia de que el General Martínez Campos ha proclamado al Príncipe Alfonso en Sagunto al frente de la división Daban. (Autorizada)” *
Un mes más tarde se autorizó la reaparición de los periódicos a excepción de los republicanos. Las medidas de extorsión contra la Prensa republicana eran fuertes y se pudo constatar el daño, por el descenso de publicaciones en Madrid en 1874. Cánovas pensó que sería el momento de poner en vigor una legislación definitiva y en diciembre de 1875 y para reemplazar el Decreto anterior, publicó un nuevo Real Decreto que equivalía a una efectiva Ley de Prensa contenida en una nota oficial.
Pedro Gómez Aparicio en su Historia del Periodismo Español (De la Revolución de Septiembre al desastre colonial) cuenta, que el director de La Época, Ignacio José Escobar, tuvo un gesto a favor de la prensa contraria a su ideología y solicitó a su gran amigo Cánovas del Castillo que levantase por lo menos algunas de esas suspensiones a la prensa. Cánovas accedió, por lo que antes del 6 de enero habían reanudado su publicación los periódicos republicanos.
Con Sagasta en el poder, 1881, aparece la prensa obrera y el tratamiento sensacionalista de los sucesos. La primera prueba de fuerza del Partido Socialista fue la huelga de tipógrafos declarada a principios de febrero de 1882 y que afectó de manera directa a los periódicos por imprimirse la mayor parte, en talleres alquilados. Plantearon un conflicto laboral reclamando aumento de salarios, con aspectos abusivos, exigieron a La Época que pagase el doble que los demás. Ese día y al siguiente, La Época se publicó con sólo 2 páginas
La muerte de Alfonso XII dio paso a la regencia de María Cristina, periodo que se inició mediante el Pacto del Pardo en 1885, un acuerdo por el que se comprometieron Cánovas (conservador) y Sagasta (liberal), a alternarse en el poder para dar estabilidad al régimen. Se llamó «turnismo de los partidos»
El 24 de enero de 1887 murió Ignacio José Escobar, el director y propietario de La Época, Marqués de Valdeiglesias. Título nobiliario otorgado por el rey AlfonsoXII en 1879, como reconocimiento de los servicios prestados durante la Restauración borbónica. El sábado 29, en un apartado titulado Homenajes, se publicaron los mensajes de condolencias de políticos, aristócratas y clero, que llegaban a la redacción, muy afectados por su pérdida*
Su hijo, Alfredo Escobar, “Mascarilla”, dirigiría La Época a partir de entonces, quedando definitivamente en la familia la propiedad del diario y título de Marqués de Valdeiglesias.
La guerra colonial cala en el orgullo de muchos españoles. Los escritores preocupados por los problemas del país, afectados por la crisis moral, política y social en España por la derrota militar, por el “Desastre”, escribían llenando páginas de los diarios con ensayos acerca de los temas de contenido ideológico/político. Era La generación del 98 que dejaban testimonio del sentimiento de derrota.
La Época era un diario opositor a la Dictadura de Primo de Rivera. Como defensor de una monarquía y su posición liberal-conservadora, se hizo eco del golpe de estado. Las elecciones municipales, en las que los republicanos y socialistas triunfaron en las principales ciudades, provocaron disturbios estudiantiles ocasionando el atentado en el que murió asesinado Calvo Sotelo, la caída de la Monarquía (Alfonso XIII) y el establecimiento de la Segunda República (1931)
El diario La Epoca siguió manteniendose en su línea, sin estridencias ni sensacionalismo. Mariano Marfil, como jefe de su redacción y director de La Época, en 1932, fue elegido presidente de la Liga Defensora de la Libertad de Prensa, como reacción a la promulgación de la Ley de Defensa de la República.
Ese mismo año, el tercer marqués de Valdeiglesias y marqués de las Marismas del Guadalquivir, José Ignacio Escobar Kirkpatrick, toma las riendas del periódico familiar.
La Época publica su último número cuando estaba todo por venir, mucho que publicar: una masacre que cambió la historia de España, que dividió en dos el concepto de vencedores y vencidos, que cuando parecía que el olvido nos había reconciliado, hay quien está interesado en reavivar un fuego que las nuevas generaciones no saben ni cómo empezó, pero que se han puesto al día, según el cristal de quién les haya informado.
La Época, diario político, fue incautado el 11 de julio de 1936.
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Si estáis por Madrid y tenéis la curiosidad de encontrar la sede que fue de La Época, está situada entre Gran Vía y la calle Infantas. Se llama calle Marqués de Valdeiglesias, en memoria de Ignacio José Escobar, director de La Época.
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